OBK: LA REVOLUCIÓN ELECTRÓNICA QUE CAMBIÓ EL SONIDO DE ESPAÑA

El viaje musical de OBK y su influencia en generaciones de artistas

Miguel Arjona y Jordi Sanchez. Fotografía del álbum 'Momentos de fe' de OBK, 1993.

Los inicios: una revolución en el panorama musical español

En 1991, España vivía una era dominada por el pop y el rock, donde las guitarras y las bandas tradicionales eran las que marcaban tendencia. En medio de ese paisaje, surge OBK, un dúo formado por Jordi Sánchez y Miguel Arjona, con una propuesta radicalmente diferente: el tecno-pop. Esta apuesta, que en ese momento parecía arriesgada, representaba una fusión entre la electrónica europea más sofisticada y las letras profundas que hablaban de emociones universales. Cuando lanzaron su primer álbum, Llámalo sueño (1991), la acogida fue inmediata. Historias de amor, uno de los sencillos del disco, se convirtió en un fenómeno, no solo por su innovador sonido sino también por la capacidad de la banda para conectar con una generación que estaba buscando algo nuevo, algo que les hablara desde un lugar más íntimo.

En un contexto donde la música electrónica todavía no había alcanzado su pleno potencial en España, OBK logró capturar la atención de miles de oyentes que vieron en su música una salida a las fórmulas repetitivas del pop. La mezcla de sintetizadores, cajas de ritmo y voces melódicas creó una atmósfera sonora que hacía eco del tecno-pop británico, pero con un sello propio y un alma profundamente española. Fue así como OBK no solo abrió las puertas del tecno-pop en España, sino que también se estableció como una voz única en el panorama musical. Cada canción del álbum debut transmitía una nueva sensibilidad, que marcó el inicio de una revolución en la música popular del país.

En una entrevista de 1991 con motivo del lanzamiento de su álbum Llámalo Sueño, OBK habló sobre las comparaciones con Depeche Mode y su influencia en su sonido. Aunque el dúo catalán reconoció la influencia de este icónico grupo británico, dejaron claro que sus influencias eran variadas, destacando que "les gusta la buena música" en general, más allá de un solo género. OBK reflexionó también sobre el "retraso" de España en la música electrónica, mencionando que el tecno-pop llevaba años triunfando fuera, mientras ellos se encontraban abriendo camino en el panorama español. Además, explicaron cómo su música no seguía las tendencias del momento, sino que la componían desde una perspectiva muy personal y sentimental. Esta autenticidad fue clave en su éxito, permitiendo que sus canciones no solo fueran aptas para escuchar en casa, sino también para bailar en discotecas, algo que lograron gracias a las remezclas de sus temas. A pesar de ser considerados pioneros del tecno-pop en España, enfatizaron que no se sentían atados a un solo sonido, expresando su apertura a incorporar elementos como guitarras en el futuro, siempre que fuera una evolución natural en su música.

El auge de los años 90: Consolidación y nuevos horizontes

Tras el éxito masivo de Llámalo sueño, el camino para OBK parecía estar lleno de oportunidades. No obstante, como cualquier banda que alcanza el éxito en su primer intento, el desafío de mantener el mismo nivel era alto. En 1993, lanzaron su segundo álbum, Momentos de fe, que aunque no llegó a las mismas alturas en términos de ventas que su predecesor, consolidó su presencia en el panorama musical. En este álbum, la banda exploró temas más introspectivos y oscuros, mostrando una madurez artística que sorprendió a muchos. Canciones como Dicen y Lágrimas de soledad demostraron que OBK no se conformaba con repetir la fórmula de su primer éxito. Querían profundizar en su estilo y ampliar su paleta sonora, lo que les permitió conectar de una manera más íntima con su creciente base de fans.

El éxito de OBK durante la década de los 90 no fue solo una cuestión de ventas, sino también de presencia mediática y cultural. Se convirtieron en un fenómeno que iba más allá de lo estrictamente musical, siendo una de las pocas bandas electrónicas que lograba resonar con un público tan amplio en una era donde lo electrónico aún era visto con escepticismo por muchos críticos. Su tercer álbum, Trilogía (1995), fue una prueba más de su evolución constante. Aunque no alcanzó los niveles de éxito comercial de sus primeros trabajos, canciones como Mi razón de ser siguieron cimentando su posición como referentes del tecno-pop en España. Este periodo fue crucial, ya que la banda no solo logró mantenerse relevante, sino que además demostró su capacidad para reinventarse sin perder la esencia que los había convertido en un fenómeno musical.

Quico Pérez-Ventana, Entrevista a OBK: "No hemos sido solo el grupo del 92", El Correo de Andalucía, 25 de junio de 1993. Via perezventana.es

En la entrevista de 1993 con Quico Pérez-Ventana, OBK abordó la forma en que los medios los encasillaban frecuentemente como "el grupo del 92", lo que generaba frustración en ambos miembros del dúo. Jordi Sánchez y Miguel Arjona expresaron su descontento ante la simplificación de su música a un mero fenómeno temporal, criticando cómo muchos medios no reconocían la profundidad y la continua evolución de su trabajo. A pesar de enfrentarse a estas críticas iniciales y limitaciones impuestas por algunos sectores de la prensa, OBK logró superar estas expectativas y consolidarse en la industria musical, algo que evidencian al vivir de su música y trascender las etiquetas reduccionistas. Esta lucha contra la incomprensión y el trato superficial por parte de algunos medios se refleja en su sencillo Dicen, que captura la resistencia del grupo frente a las críticas injustas y su determinación por demostrar su valor más allá de ser un fenómeno pasajero.

La evolución en los 2000: Nuevas influencias, el mismo espíritu

La entrada al nuevo milenio trajo consigo cambios importantes para la industria musical. La irrupción de Internet, el auge del MP3 y la transformación de los hábitos de consumo plantearon un desafío para todos los artistas, y OBK no fue la excepción. Sin embargo, lejos de estancarse, el dúo supo adaptarse a los nuevos tiempos. En el año 2000, lanzaron uno de sus trabajos más emblemáticos: Antropop. Este álbum, producido por Carlos Jean, fue un ejemplo claro de cómo una banda podía evolucionar su sonido sin perder su identidad. Con Antropop, OBK logró fusionar lo mejor de la electrónica de los 90 con las nuevas tendencias del tecno y el pop que comenzaban a dominar la escena mundial.

Este álbum incluyó algunos de los temas más icónicos del grupo, como El cielo no entiende y Tú sigue así, que no solo conquistaron las listas de éxitos en España, sino también en América Latina, donde la banda comenzaba a afianzar su presencia. Un hito histórico fue que El cielo no entiende fue seleccionada como la canción oficial de la Vuelta a España del año 2000, lo que permitió que OBK llegara a un público mucho más amplio. La letra de la canción, que trata sobre la incomprensión y la moral, resonó profundamente en una sociedad que empezaba a cuestionar los tabúes y normas establecidas, y su impacto perdura hasta el día de hoy.

Antropop demostró que OBK era capaz de adaptarse a las nuevas corrientes musicales, mientras seguía fiel a la esencia que los había hecho populares en los años 90: una combinación irresistible de electrónica elegante y letras cargadas de emoción. En este periodo, la banda exploró nuevas colaboraciones y sonoridades, manteniéndose fresca y relevante en una industria que estaba cambiando a una velocidad vertiginosa.

La madurez artística y la continuidad del éxito

A medida que avanzaba la década de los 2000, OBK siguió evolucionando y demostrando que su música no era una moda pasajera. Con trabajos como Babylon (2003) y Ultimátum (2008), la banda no solo mantuvo su relevancia, sino que exploró nuevos territorios sonoros. Durante esta etapa, también comenzaron a consolidar su presencia internacional, especialmente en América Latina, donde sus conciertos empezaron a atraer a miles de seguidores. Su álbum OBK Live en México (2016) es testimonio de su influencia en el ámbito internacional, capturando la energía de sus actuaciones en vivo y la conexión profunda que han mantenido con su público durante más de dos décadas.

El lanzamiento de su álbum Revolución en 2013, ya con Jordi Sánchez al frente en solitario, marcó una nueva etapa para la banda. Aunque Miguel Arjona había dejado el grupo, OBK continuó su camino, demostrando que la pasión y el compromiso con la música seguían siendo inquebrantables. Revolución mostró una faceta más madura de OBK, manteniendo el equilibrio entre el sonido clásico del grupo y la innovación que siempre los ha caracterizado.

El legado de OBK: Una influencia que perdura

Hoy en día, más de tres décadas después de su debut, OBK sigue siendo un referente indiscutible del tecno-pop en español. No solo han influido en generaciones de artistas que encontraron en su música una fuente de inspiración, sino que también han demostrado que el tecno-pop puede ser un medio para explorar las emociones humanas de una manera única. Su capacidad para conectar con el público a nivel emocional, a través de una música profundamente tecnológica, es un legado que sigue vivo y resonando con fuerza en la actualidad.

OBK no solo sobrevivió a los vaivenes de una industria musical en constante cambio, sino que también prosperó, consolidándose como un pilar fundamental del género. Han demostrado que son más que un simple grupo de tecno-pop: son pioneros que transformaron la música electrónica en español, y su influencia sigue palpable en las nuevas generaciones de artistas que exploran el equilibrio entre lo electrónico y lo humano. Su legado no solo se mide en discos vendidos o en conciertos multitudinarios, sino en su capacidad de haber transformado un género y haber tocado el alma de millones de personas. En cada nuevo proyecto, OBK sigue escribiendo su historia, dejando claro que no son solo un capítulo del pasado, sino un motor creativo que sigue empujando los límites de la música.

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